El Campamento de Verano del Club de Empleados del Banco Central (CEBC) bajó el telón.
La clausura de esta actividad recreativa, que estuvo dirigida a hijos de empleados del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), dejó alegría para muchos campistas, pero cierto dejo de tristeza para el niño Raschid Zaiter y las niñas Gabriela Tamariz y Amelia Espinosa.
El motivo es que para el próximo campamento (2020) esta trilogía habrá cumplido 13 años, un rango de edad que sale de los parámetros de esta actividad bancentraliana.
Esto quiere decir que él y ellas se despidieron del campamento tras cuatro años de asistencia de manera seguida. Pero se llevan un montón de experiencia y más que todo, una amistad que se consagró dentro de los linderos del campamento. Su amor hacia el campamento y su apego amistoso es tan real que al menos dos de ellos tienen intenciones de aplicar para el próximo año, pero como parte del staff organizador.
En el caso de Tamariz, la experiencia de jugar fútbol y béisbol ya no podrá vivirla junto a sus demás compañeras y compañeros que por espacio de un mes convivieron de manera sana en las instalaciones del CEBC. “De este campamento me llevo una bonita experiencia”, relata Tamariz. “Recordaré esos bonitos momentos que tuve, en especial de esas personas que me hicieron tan feliz mientras estuvimos aquí y siempre me acordaré de ellos”, agrega.
Ella dice que los cuatro campamentos en los que participó siempre se llevó un recuerdo, pero que este último ha sido muy especial.
“De tantas vacaciones lindas que he tenido aquí, esta tiene muchos momentos de satisfacción. Aquí uno pudo desarrollar mejor muchos deportes como el béisbol, el fútbol, el tenis de mesa, el voleibol, el tenis de campo, así como la danza y el baile entre otras actividades que el campamento brindó”, dijo Gabriela.
Señaló, que, aunque ya no estará participando en el campamento, tratará de insertarse en el mismo como monitora o ayudante con el objetivo de transmitirle todos esos conocimientos obtenidos durante sus cuatro años de participación a los nuevos talentos que estarán en 2020.
De su lado, Espinosa siente tristeza al saber que ya no estará junto a su grupo de amigos y amigas que hizo durante esos cuatro años. “La experiencia que me llevo es muy bonita. Aquí hice muchos amigos que extrañaré, pero estaré en contacto con ellos por las redes sociales. Aprendí de muchas cosas, en especial educativas”, dijo Espinosa.
Amelia, de 12 años de edad, afirma que uno de los momentos que más extrañará será el traslado en los autobuses de los niños y niñas desde la explanada frontal del Banco Central de la República Dominicana (BCRD) hasta el Club de Empleados de la institución financiera.
“Se gozaba mucho”, sostiene la niña entre risas. “Era pura diversión cosa que ya no podré hacer porque fue mi último campamento. Me voy contenta”, agrega.
Para Zaiter, vivir la emoción en un campamento ya no será igual, porque deja atrás un sinnúmero de experiencias junto a amigas como Amelia y Gabriela, cuya amistad será imborrable. “Aquí jugábamos, cantábamos, brincábamos juntos. Era algo lindo. Gracias a mis padres que me dieron esos momentos bonitos de gozar y conocer nuevas amistades en el campamento. Si Dios lo permite espero estar el año que viene como ayudante y que sea por muchos años”, expresó Zaiter.
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