La jornada arranca a las 7:30 de la mañana con la presencia de cinco autobuses estacionados en las afueras del Banco Central de República Dominicana (BCRD), a la espera de la llegada de los hijos de los empleados de la institución.
Al filo de las 8:15 se trasladan hasta el Club de Empleados del Banco Central (CEBC), donde convergen con el resto de los niños que llegan directamente al recinto deportivo, cultural y social de la mano de sus padres y familiares.
En el CEBC la animadora “La Poderosa” da la bienvenida, marcando así el inicio de otro día cargado de mucha diversión y emoción que se extiende hasta cerca de las cinco de la tarde. Ese es parte del día a día que se vive en el Campamento de Verano CEBC 2019 y que se desarrolla con éxito en el centro recreativo con la participación de casi 400 niños y niñas.
“Aquí no existe la tristeza”, señala Miguel Ramos, coordinador de Deportes del campamento. “Es pura adrenalina lo que aquí se vive durante todo un mes. El rostro de felicidad que refleja cada niño es hermoso”, agregó. Definió de “muy cargada” la logística que conlleva preparar un evento de este tipo debido a la gran cantidad de hijos de socios que participan desde su apertura en 2016.
“Esto lleva muchos meses de trabajo previo al inicio del campamento y que arranca con la convocatoria del personal que estará laborando en el mismo, entre los que incluye monitores y asistentes. A esto se incluye la programación del día a día, qué van a comer, a qué lugares vamos a ir, en fin, es un arduo el trabajo que realizamos junto a la administradora del club, la señora Patricia”, sostuvo Ramos.
Durante el campamento, los niños y niñas reciben clases de natación, baloncesto, béisbol, fútbol, tenis de campo, tenis de mesa, taekwondo, gimnasia, música, modelaje, teatro, canto, etiqueta y protocolo, cocina, manualidades, entre otras actividades recreativas.
Los viernes es el día más esperado por los campistas, ya que siempre se realizan paseos a diferentes lugares de recreación y educativos pero con diversión. Todos los días la logística se arma para brindar almuerzo, dos refrigerios además de las camisetas alusivas a la actividad. La edades de los participantes en el campamento oscilan entre los cinco y los doce años.
“Desde que llegan a las instalaciones del club, la alegría en ellos se refleja de una vez. Aquí ellos se olvidan de muchas cosas. Ellos saltan, corren, juegan, pero sobre todo la pasan de lo mejor. La convivencia entre ellos es admirable porque, sin conocerse, hacen una química y una amistad de una vez”, expresó Alberti.
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