La ganadora de dos medallas de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2018 acepta orgullosa y sorprendida la distinción del BCRD
Santo Domingo.-Crismery Santana, la ganadora de dos medallas de oro en los pasados Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 2018, aceptó con entusiasmo y orgullo la dedicatoria de la versión XXIII de los Juegos Interdepartamentales del Banco Central de República Dominicana (BCRD).
La pesista de 23 años, una nativa de Hato Mayor del Rey, considera que la distinción del BCRD la motiva a seguir por las sendas del trabajo para conquistar sus metas como atleta, además de continuar observando una conducta intachable como ciudadana.“Tomo la dedicatoria de los juegos como un acto lindo”, dijo Santana sobre la decisión de la Junta Directiva (JD) del Club de Empleados del Banco Central (CEBC). “Que me los dediquen a mí es súper bien, más si viene de una institución tan prestigiosa como el banco. Es de otro nivel que me tomen en cuenta, me siento súper agradecida”, agregó la atleta.
Santana logró dos medallas de oro en la halterofilia de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en las modalidades de arranque y envión. Fue una de dos mujeres que lograron múltiples preseas doradas en el certamen en el que República Dominicana conquistó 107 medallas, incluidas 25 doradas.
Los Juegos Interdepartamentales de 2018 serán inaugurados el próximo viernes siete de septiembre a las 6:30 de la tarde en el estadio de softbol del CEBC con la participación de más de 2 mil atletas.
Santana vive en San Pedro de Macorís desde que tenía 14 años. Reside en una vivienda alquilada en Barrio Lindo junto a su madre Cándida y su hermano José Luís.
Es desde ese conocido sector de la Sultana del Este que Crismery sale cada lunes a la Capital en busca de sus sueños deportivos. Tiene que tomar un motoconcho (50 pesos) que la deja en la terminal de las guaguas que viajan con destino a Santo Domingo (130 pesos) para luego abordar un carro público (25 pesos) que la lleva al Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, donde se encuentra el pabellón de pesas. Ese mismo peregrinar se repite en dirección contraria cada viernes.
Ella es la menor y la única hembra de un matrimonio que procreó cinco hijos. Su padre Hilario, separado hace tiempo de su madre, vive en Higüey, donde atiende una finca, algo que Crismery quiere que deje de hacer por su edad (62 años). “Por eso es que quiero trabajar duro, porque mi padre es un doncito y quiero ayudarlo a que no trabaje más”, dijo la pesista. “No quiero que él siga en eso. Me llevo bien con él, demasiado”.
La joven atleta cursa la carrera de licenciatura en derecho en la Universidad Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) gracias a una beca otorgada por el programa Creando Sueños Olímpicos (CRESO).
Además de terminar su carrera académica, su meta fuera del deporte, según dice, es tener una fundación que ayude a los niños necesitados, especialmente a aquellos que tengan alguna condición médica.
Actualmente, la laureada pesista está en un noviazgo de poco más de un año, y admite que se ha hablado de boda, pero que todavía no hay nada en concreto.
Ella ha conocido algunas ciudades del mundo a través del deporte, pero confiesa que si algún día le tocara tomar unas vacaciones se iría a una isla del Caribe. “Me gustaría ir a las Bahamas, a la playita donde se bañan los cerditos”, señala mientras sonríe.
Crismery se refiere a Pig Beach (Playa de los cerdos) de Pig Island, situada en el archipiélago de las Bahamas de Exuma, en la isla de Big Major Cay. Allí los cerdos salvajes conviven libres y suelen nadar en un claro espectáculo para los humanos.
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