Los socios en el Club de Empleados del Banco Central (CEBC) tienen muy claro lo anterior. Es por eso que dos de las facilidades más concurridas en el club son los gimnasios.Entre los variados métodos de entonamientos que coexisten en los gimnasios hay uno en el que el cuerpo y la mente andan en completa sincronía: el Pilates.
Estas clases son impartidas cada martes y miércoles de 7:00 a 8:00 de la noche en el salón de aeróbicos del CEBC.El responsable de estas sesiones es Max Rosario, un entrenador con vasta experiencia en el mundo fitness. Él es profesor de educación física, trainer personal y licenciado en rehabilitación, mención terapia física, egresado de la Universidad Católica de Santo Domingo (UCSD).
Rosario puede pasar horas y horas hablando de los beneficios que brinda el Pilates en los seres humanos y queda claro su amor por este método con tan solo escucharlo.
Se trata de un método de entrenamiento en el que entran en juego otras especialidades como gimnasia, traumatología y yoga y en el que se unen de manera dinámica la fuerza muscular con el control mental, la respiración y la relajación. “Las clases están diseñadas para todo tipo de público que sea socio del club, para entrenamiento funcional, deportistas de elite, personas mayores, lesionados, personas con limitación de rango de movimiento y se adapta al grupo de personas que asiste con normalidad a las clases del club”, dijo Rosario, quien tiene 20 años impartiendo clases de salón.
“Es una clase inteligente, ya que ayuda al fortalecimiento de las articulaciones, mejora las posturas, mayor coordinación motora y mejora la vida diaria de cualquier alumno. Ayuda a recuperarse de lesiones, ya sea por problemas de columnas, articulaciones como codo, rodilla o hombros”, expresó.
Las sesiones de Pilates son muy prácticas a la hora de ejecutarlas. Solo se necesita tener ropa cómoda y la voluntad de asistir con regularidad, pues el CEBC proporciona el poco equipamiento que se requiere.
Es un método de entrenamiento que despierta el interés de niños, jóvenes, adultos y envejecientes. De hecho, en las clases de Max hay una niña de 14 años de edad. “Es que la competencia es contigo mismo”, apunta. “A medidas que los estudiantes van mejorando su fuerza y la flexibilidad y movilidad, van a tener un mayor reto porque la competencia es prácticamente consigo mismo. No importa la edad, puede ser un niño de 12 años hasta una persona de más de 60”.
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