El campamento del CEBC “¡Un verano inolvidable!” cerró y no hubo una mejor manera de despedirlo que dándole el protagonismo a sus principales actores en un ambiente circense.
Una buena parte de los más de 400 niños campistas de esta versión tomaron lugar en un vistoso circo, un espectáculo artístico que conceptualmente representa una importante parte de la cultura humana, construida prácticamente desde que el hombre empezó la civilización.
Esta vez ellos no fueron a ver un show de clausura: Ellos fueron el show. Así, como el circo mismo, evolucionó de un año a otro este interesante campamento veraniego. El ambiente fue recreado a la perfección en todos sus detalles y el gran público disfrutó cada minuto de esta divertida y colorida función que se llevó a cabo en el salón principal del CEBC.
Fue show interactivo en el que los niños demostraron sus capacidades y pusieron en escena lo aprendido durante las cinco semanas del campamento, tanto en el área artística como en la cultural.
Sólo hubo lugar para las sonrisas contagiosas de los pequeños que disfrutaron ser parte del espectáculo y de aquellos otros que fueron parte de la concurrencia.
La participación de los infantes campistas en música, teatro, danza, pintura, modelaje, exposición de pintura además del concurso de profesionales que caracterizaron personajes de circo como zancos, malabaristas, magos, payasos , contorsionistas, y bailarinas profesionales le dieron un toque de exquisita originalidad a esta ceremonia de clausura.
El deporte, que igual formó parte del currículo de actividades del campamento, fue representado por un número de gimnasia artística en el que los niños y niñas mostraron su destreza en el piso. El lugar fue decorado para la ocasión. Era la primera vez que esta actividad deportiva tiene lugar en el campamento del club. El escenario recreó una carpa adornada con dos enormes cortinas rojas que se unieron al negro y blanco predominante para formar un esplendoroso andamiaje que fue testigo de toda la magia que encierra un circo.
Fue tanto su pomposa presencia que los participantes, los padres y amigos que asistieron al majestuoso acto circense no se resistieron a tomarse fotografías con la colorida carpa de fondo. La brillantez y la excelencia con la que los niños se manejaron en escena evidenciaron de manera meridiana el empeño y el tesón que pusieron los monitores, profesores y el personal de cultura y deportes del CEBC durante las cinco semanas del campamento.
Y como era un circo, hubo un menú de circo. Ricas palomitas de maíz fueron servidas en dos estaciones, máquinas de algodón, hamburguesas, hot-dog, papitas fritas y refrescos. No hubo fallos. Fue un circo de primera. Un hasta luego con color y magia del Campamento de Verano CEBC.
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